Burkina Faso: país de los hombres honestos. Esa es la traducción que resulta de dos de sus lenguas principales, Diulá y Morée. Allí la corrupción no es un problema, al menos no a los niveles que estamos acostumbrados. Hundidos en la hambruna que castiga el Shael y salpicados por la crisis de Malí, sus 15 millones de habitantes no se rinden. Tampoco sus fieles en el extranjero. Desde España, la Fundación Katiou, volcada con el país, prepara un concierto benéfico con un objetivo claro: La educación.
Hace más de 52 años que Burkina Faso consiguió su independencia de Francia, entonces era Alto Volta. En aquellos momentos luchaban por crear un mundo nuevo, tenían lema, "Nos negamos a elegir entre infierno y purgatorio", y líder, Thomas Sankara. Tardaron más de dos décadas en romper todos los lazos, pero su delicada situación sigue ahí. En 2009, un 72,6% de la población vivía con menos de dos dólares US por día, según informaba el Banco Mundial. Se trata de uno de los países más pobres del mundo.
"Hasta el momento, todo lo que se ha llevado a cabo son por las aportaciones personales de los fundadores. El total del proyecto son 60.000 euros". Martínez Peñaranda explica que se edifica en poblaciones alejadas que no tienen ningún medio de comunicación, "nosotros construimos y la comunidad pone al profesor y la mantiene. Para ellos la inversión más fuerte es la construcción y es lo que nos dejan a nosotros".
Desde Katiou aseguran que "la proporción bruta de inscripción escolar en la primaria mejoró mucho gracias a la acción del gobierno Burkinabe, de las instituciones internacionales, y de las ONGs". Por ello creen que esto podrá seguir mejorando. Eso sí, la secundaria son palabras mayores.
Otra de las obsesiones de la fundación son las mujeres. "Tienen todo el peso. Trabajan, crían a sus hijos, los educan, los mantienen... Estamos estudiando proyectos para darles más independencia".
Fundación Katiou
Todo empezó como una aventura de pareja. Kadi y François Friggit pagaron durante años los estudios de niños Burkinabe. Enamorados del país, vieron que no era suficiente. En 2011, se unieron a un grupo de amigos y fundaron Katiou. A partir de ahí, comenzaron los proyectos a una mayor escala.
Curioso es el origen del nombre de la fundación, Katiou. Llega de manos de la suegra de François. Es un nombre tradicional en el país significamujer-árbol. Donde se asienta la sociedad.
Katiou ha querido traer los ritmos y la cultura del país a este concierto.Olivier Tarpaga es artista estrella. Tiene sus raíces en Burkina Faso y no ha querido faltar. Coreógrafo, bailarín y músico, a los 14 años fue seleccionado por la compañía Le Bourgeon du Faso, con quien actuó en numerosos festivales y teatros de toda África, Europa y América del Sur. Él será uno de los invitados en este espectáculo en el que se unirán los ritmos africanos con el jazz.
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